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JEREZ DE LA FRONTERA

Señorío Arquitectónico

Jerez de la Frontera, ciudad conocida de forma internacional por sus vinos y caballos, esconde mucho más entre sus calles. Un arte que perdura por siglos entre las cuatro paredes de sus palacetes.

Jerez de la Frontera, ciudad originada de los asentamientos fenicios y visigodos en su campiña, pero no teniendo un desarrollo urbano hasta la etapa musulmana en el siglo IX, logró desarrollarse poco a poco hasta el siglo XV donde se inicia un periodo de de prosperidad en toda la tierra de Andalucía gracias a la explotación ganadera y a sus exportaciones a Europa y luego América de productos agrícolas, en especial, el vino.

Durante esta etapa, se realiza el Cabildo Viejo, antiguo portón y caballerizas del Ayuntamiento de Jerez. Es también durante esta etapa de creciente reconocimiento de Jerez en España donde personajes de renombre  y familias adineradas comienzan a construir sus palacios en esta ciudad, como es el caso del conquistador Francisco Ponce de Leon, quien tomo el palacio de su mujer en Jerez de la Frontera y la convirtió en la Sede de la Casa de Ponce de Leon.

Este crecimiento se potencia en los siglos XVIII y XIX, donde comienzan a entrar en juego familias adineradas de origen extranjero quienes potencian las producciones de vinos, comprando y fundando bodegas por toda la campiña Jerezana, atrayendo así un aire de fuera a las costumbres de la zona, potencian así la llamada imagen del "señorito" jerezano, imagen originada por los señores adinerados dueños de las campiñas y las bodegas. Esto producirá más adelante enfrentamientos entre la clase obrera y la burguesa que hará que muchas familias abandonen los palacios donde habitaban.

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